Todo lo que debes saber sobre el rendimiento de la batería en invierno antes de comprar un coche eléctrico usado
El avance tecnológico que se ha producido en el campo de la producción de baterías es, sin duda, una de las razones por las que el mercado de los coches eléctricos ha explotado antes de lo esperado, pero a pesar de todos los progresos que se han hecho, las baterías siguen teniendo varios puntos débiles que hay que tener en cuenta a la hora de comprarlas. Con la llegada del invierno, muchos nuevos propietarios de coches eléctricos se enfrentan a un amargo descubrimiento: el rendimiento de las baterías puede verse muy afectado por las temperaturas extremadamente frías, lo que reduce la autonomía y la velocidad de recarga. Esto se debe a que los electrodos de la batería, es decir, los polos negativo y positivo entre los que se produce el flujo de electrones, son sensibles a los cambios de temperatura; en esencia, al igual que ocurre con los coches endotérmicos que tienen mayor consumo en invierno debido a las bajas temperaturas de encendido, los coches eléctricos en invierno tienen menor autonomía y menor capacidad de carga.
Baterías de litio-azufre
La situación mejorará en un futuro próximo, cuando se generalicen las baterías de litio-azufre, que ofrecen mejores prestaciones tanto en autonomía kilométrica como en capacidad de recarga.
¿Cuáles son las soluciones para el invierno?
Precalentar la batería es el mejor método para garantizar el máximo rendimiento: la batería debe mantenerse entre 20 y 25 grados centígrados, y por debajo de este umbral las capacidades se reducen de forma significativa, como puede comprobarse fácilmente con otros dispositivos como los smartphones. Según las pruebas realizadas por la Asociación Americana del Automóvil, un coche eléctrico a -6 °C pierde cerca del 12 % de su autonomía en comparación con uno utilizado a 23 °C. Para contrarrestar este problema, algunos fabricantes han integrado en sus coches un sistema de precalentamiento de la batería, pero el método más eficaz es, sin duda, aparcar el coche en el interior y desconectarlo de la red eléctrica inmediatamente antes de utilizarlo; de esta forma, la batería ya se habrá calentado con el sistema de carga y mantendrá más fácilmente su temperatura durante el uso.
Precalentar el habitáculo mientras el coche sigue conectado a la red eléctrica.
Otro aspecto importante a tener en cuenta en invierno -pero también en verano- es la calefacción del habitáculo, para la que existen dos soluciones: la calefacción clásica consume sin duda alguna mucha energía, llegando a los 4 kW, mientras que la calefacción mediante bomba de calor -una opción cada vez más popular en los coches eléctricos- puede hacerse con un consumo muy bajo, de entre 500 y 750 W. Por desgracia, la bomba de calor es ineficaz a temperaturas muy bajas, lo que anula la ventaja en términos de consumo de energía. De nuevo, el consejo es el mismo: precalentar el habitáculo mientras el coche sigue enchufado -y a ser posible aparcado en el interior- y desenchufarlo en el último momento. Cuando están disponibles, los sistemas de calefacción de los asientos y el volante consumen mucha menos electricidad y son muy eficaces para mantener calientes a los ocupantes del vehículo. La aerodinámica es un aspecto realmente crucial para los coches eléctricos, porque reducir las turbulencias de aire alrededor del coche puede mejorar de forma significativa la autonomía kilométrica. Instalar un portaesquís o un cofre en el techo de tu coche puede reducir claramente la cantidad de kilómetros que podrás recorrer con una sola carga, por lo que nuestro consejo es que lo retires cuando no sea necesario. Los paneles solares instalados en el techo de un coche eléctrico pueden aportar una pequeña ayuda en términos de autonomía. Se trata de una opción que aún no está muy extendida, pero que ya se ve en modelos como el Hyundai Ioniq 5, que puede proporcionar unos cuantos kWh, muy valiosos en invierno. Para que funcionen a pleno rendimiento, es importante que el techo del coche permanezca limpio y bien expuesto a la luz solar.
Durante los meses de invierno, mantén un estilo de conducción suave evitando los cambios bruscos de velocidad.
Uno de los aspectos más importantes es, sin duda, el estilo de conducción que se debe mantener durante los meses de invierno: cuando las carreteras están cubiertas de nieve u ofrecen poca adherencia por diferentes motivos, es importante mantener un estilo de conducción suave evitando los cambios bruscos de velocidad, tanto al acelerar como al frenar. La elección de la ruta también puede marcar la diferencia en este sentido, ya que una carretera llana, aunque sea más larga, puede ser más fácil de recorrer y consumir menos energía. El frenado regenerativo supone otra ayuda válida, que puede proporcionar una buena cantidad de energía al coche durante la conducción: pero cuidado, si la batería está demasiado fría no podrá absorber la energía recuperada, que en cambio se desperdiciará. Por último, la elección de los neumáticos puede ser crucial: como todos sabemos, ya existen varias soluciones de neumáticos dedicadas a los coches eléctricos, para mejorar su rendimiento y consumo en distintos ámbitos de uso, incluido el invierno. En colaboración con: