Mientras Europa avanza hacia un futuro eléctrico, Noruega ya avanza viento en popa en este viaje. Con casi el 84 % de los coches nuevos vendidos eléctricos o híbridos en 2023, el país escandinavo es un modelo muy interesante en el que inspirarse.
Las raíces del éxito noruego
Las raíces del éxito noruego se remontan a los años 90, cuando el Gobierno decidió apostar por la movilidad eléctrica con una clara visión estratégica.
Incentivos específicos, como la exención de impuestos y peajes, han hecho de la compra de vehículos eléctricos una opción asequible y ventajosa para los ciudadanos. Paralelamente, el país ha invertido considerables recursos en la creación de una amplia red de estaciones de recarga, que ya es la tercera de Europa. La facilidad de recarga ha contribuido a desmantelar una de las principales barreras a la adopción de los vehículos eléctricos: la ansiedad por la autonomía.
No en vano, la creciente concienciación medioambiental de los ciudadanos noruegos desempeñó un papel fundamental. La sensibilidad hacia las cuestiones medioambientales, arraigada en la cultura del país, ha llevado a muchos a optar por los vehículos eléctricos, vistos como una opción más sostenible y acorde con los valores de la sociedad.
¿Un modelo replicable en Europa?
La experiencia de Noruega en la transición a una movilidad eléctrica más generalizada es rica en enseñanzas para Europa. El país escandinavo ha demostrado que es posible un cambio significativo y tangible en el sector del transporte, siempre que se adopte un enfoque global e integrado que vaya más allá de la mera disponibilidad de vehículos eléctricos.
Es importante reconocer que cada país europeo tiene su propio contexto, con retos y oportunidades específicos que afrontar. Por tanto, no podemos limitarnos a reproducir el modelo noruego en toda Europa sin adaptarlo. Noruega disfruta de una gran riqueza de recursos naturales, como la energía hidroeléctrica, que ha facilitado en algunos aspectos la transición a los vehículos eléctricos. Otros países europeos pueden enfrentarse a retos diferentes, por ejemplo en relación con la densidad de población, la urbanización y la disponibilidad de recursos financieros.
Además, es importante tener en cuenta que políticas e iniciativas como los incentivos fiscales, las inversiones en infraestructuras de recarga y las campañas de concienciación pública están influidas por diferentes contextos políticos y económicos.
La contribución de Plenitude
Plenitude, a través de su filial Be Charge, contribuye activamente a sentar las bases de un futuro cada vez más centrado en la movilidad eléctrica. Con una red de más de 20 000 puntos de recarga ya instalados y más de 290 000 disponibles a través de la aplicación Be Charge, está promoviendo significativamente este modo de transporte en toda Europa.
El compromiso de Plenitude se inscribe en un marco más amplio de transición energética hacia un futuro más sostenible, en el que la movilidad eléctrica desempeña un papel clave.